Aunque el riesgo de tromboembolismo relacionado con los anticonceptivos hormonales es bien conocido, hasta ahora la mayoría de los estudios sobre este tema se habían desarrollado con la píldora.
Sin embargo, el riesgo de otros métodos (como los parches o el anillo vaginal) era más desconocido. Un gran análisis danés, publicado en el'British Medical Journal' señala que estos preparados no orales tienen más probabilidades de provocar trombos que la píldora.
El riesgo tromboembólico de los anticonceptivos hormonales se conoce desde la década de los sesenta; y, aunque ha ido disminuyendo a medida que se ha modificado su composición (reduciendo su componente estrogénico), aún se recomienda cautela en el caso de ususarias con otros factores de riesgo, como el tabaco, la obesidad, varices o antecedentes familiares de trombosis venosa profunda.
En el caso de los preparados no orales, como el anillo vaginal, el parche transdérmico o el implante cutáneo, funcionan liberando pequeñas dosis de hormonas de manera continua al organismo.
Más de 1,6 millón de mujeres
Para comparar los riesgos de los diferentes métodos anticonceptivos, Ojvind Lidegaard, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), analizó un amplio registro poblacional, compuesto por más de 1,6 millones de mujeres de 15 a 49 años, que fueron seguidas entre los años 2001 y 2010. Ninguna de ellas había sufrido nunca un episodio trombótico antes de comenzar su participación en el trabajo.
En total, entre todas las participantes, analizaron 9,4 millones de años de exposición, en los que se produjeron 3.434 diagnósticos. Y si una mujer que no había tomado nunca anticonceptivos tenía un riesgo de dos por cada 10.000 (años de exposición), las probabilidades se multiplicaban por tres entre quienes tomaban un preparado oral a base de levonorgestrel.
En el caso del anillo vaginal, las probabilidades de tromboembolismo eran 6,5 veces superiores a las mujeres de la misma edad que no tomaban hormonas; mientras que para las usuarias del parche anticonceptivo el peligro se multiplicaba por ocho.
A su juicio, estos resultados coinciden con investigaciones previas en las que se ha observado que la cantidad de hormonas en sangre es un 60% superior entre las usuarias de los parches que entre quienes toman la píldora. El trabajo también observó un ligero aumento del riesgo con el implante subcutáneo, aunque no así con el dispositivo intrauterino a base de progesterona.
OLGA ROSA
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