Didier Montalvo, un niño colombiano de seis años, podrá dejar de ser el
‘niño tortuga’ y llevar una vida normal después de que un equipo de
cirujanos lograran quitarle de su espalda un lunar que había crecido
tanto que se asemejaba a un caparazón. Su historia ha servido para que
Channel 4 realice un documental sobre su caso.
Según los médicos, se trata del caso más extremo del
denominado nevus melanocítico congénito. Un nevus es un lunar, una
proliferación benigna de las células melanocíticas. Existía la
posibilidad de que se volviera maligno, pero la madre de Didier, Luz, no
podía conseguir el dinero para la operación.
Según informa Dailymail,
la familia ha sido marginada en su pequeño pueblo por la superstición
de sus residentes que afirman que la enfermedad de Didier se debió a que
fue concebido durante un eclipse. Creen que fue ‘tocado’ por fuerzas
malignas, por lo que no puede asistir a la escuela o ser bautizado.
“Quiero crecer”, afirma Didier, “pero el lunar no me dejaba”. Gracias
al equipo de cirujanos plásticos liderados por el doctro Nei Bulstrode,
que le operó gratuitamente después de conocer su situación, Didier
puede ahora crecer como cualquier otro niño.
El
doctor Bulstrode voló a la capital de Colombia, Bogotá, para ayudar a un
equipo de cirujanos a quitarle a Didier esta marca de nacimiento, que
había crecido tanto que amenazaba con convertirse en maligno. Los
médicos tuvieron que llevar a cabo una complicada serie de injertos de
piel en varias etapas.
El doctor Bulstrode explicó
que “Didier es el peor caso que yo haya visto. Tres cuartos de la
circunferencia de su cuerpo estaban afectados”.
Añade
que “obviamente ha tenido que pasar por un número de operaciones
dolorosas, pero siente que ha merecido la pena. Es fantástico ver las
fotos de cómo Didier se está recuperando. Estoy muy feliz de cómo se han
solucionado las cosas”.
El doctor Bulstrode es un
experto en el tratamiento de pacientes como Didier, que sufren de
extrañas enfermedades. Los expertos desconocen la causa, pero piensan
que se produce por un cambio en el desarrollo de las células de la piel
en el embrión desencadenada por una mutación del gen.
Olga Rosa.
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