lunes, 30 de abril de 2012

Una investigación muestra el potencial terapéutico del ácido oleanólico, presente en el olivo


La unidad Innata e Inflamación del IBGM (Instituto de Biología y Genética Molecular) de Valladolid, España, trabaja desde hace cerca de ocho años en una línea de investigación centrada en el potencial del ácido oleanólico, un ácido triterpénico presente en la cutícula y las hojas del olivo, como principio activo frente a los signos y síntomas de enfermedades con un importante componente inflamatorio, como la esclerosis múltiple (EM).
Dirigido por la investigadora María Luis Nieto, este laboratorio ha publicado hace tan sólo unas semanas un importante artículo en la revista científica ‘British Journal of Pharmacology’ en el que expone los resultados de un estudio en ratones a los que se inducía la enfermedad. Como explica la investigadora, esta línea de trabajo surge partir de una colaboración con la doctora Ruiz-Gutierrez del Instituto de la Grasa y de la estancia en el IBGM de una profesora brasileña, Juliana Carvalho-Tavares, a través de una beca de la Agencia Española de Cooperación Internacional (Aecid). “Esta profesora trabajaba en un modelo experimental de esclerosis múltiple y, aprovechando su estancia en el laboratorio, quisimos comprobar si éramos capaces de modular la enfermedad con los compuestos naturales con los que trabajábamos”, precisa.
La esclerosis múltiple es una patología degenerativa del sistema nervioso central (SNC). En ella, se produce un daño a la cubierta protectora que rodea a las neuronas, la mielina, a través de un proceso inflamatorio. Esto produce en el paciente una disminución e incluso la detención de los impulsos nerviosos, lo que puede traer como consecuencia una movilidad reducida e incluso la invalidez en los casos más severos. La comunidad científica considera que la enfermedad tiene un origen autoinmune, es decir, que está causada por el sistema inmunitario que ataca erróneamente a las células y tejidos del propio organismo.
En el trabajo llevado a cabo en el IBGM, se ha utilizado el mejor modelo animal disponible para estudiar la EM, la encefalomielitis autoinmune experimental (EAE), una enfermedad desmielinizante inflamatoria del SNC en roedores que comparte con la EM humana características clínicas, patogénicas e histopatológicas. El fin último, detalla María Luisa Nieto, es la búsqueda de nuevos tratamientos frente a la enfermedad.
“Hemos utilizado el tratamiento con ácido oleanólico al mismo tiempo que se inducía la enfermedad a los animales y también hemos probado a iniciarlo de manera preventiva, antes de producirse”, señala la responsable del trabajo, quien añade que incluso se ha estudiado el potencial tratamiento “una vez que la enfermedad ya había aparecido, para analizar las distintas situaciones que se pueden producir en la práctica clínica”.

Los investigadores han comprobado que, pese a no bloquear el desarrollo de la enfermedad, la evolución se produce de una forma más lenta. “El desarrollo de la enfermedad es sensiblemente más lento en los animales cuando se les administra el fármaco y, además, conseguimos reducir significativamente e incluso eliminar en algunos casos todos los procesos inflamatorios que van asociados a la enfermedad, lo que repercute en la mejoría de los ratones desde el punto de vista patológico”, señala la investigadora.

Firmado: Yolanda

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