sábado, 5 de mayo de 2012
La sensibilidad al dolor
Un día, el niño Billy Smith (no es su nombre real), residente de Terranova, no podía quitarse el zapato. Pese a giros y tirones, no había manera de aflojarlo de su pie. La razón de su lucha finalmente apareció: un clavo había traspasado la suela penetrando la carne de Smith, dejando literalmente clavados ambos, zapato y pie. Una vez extraído el clavo se liberó el pié, pero la solución de este problema sólo hizo evidente uno mayor: Smith no se había dado cuenta.
Smith se encuentra entre un pequeño grupo de personas, menos de 30 personas en el mundo, que albergan una peculiaridad genética que los hace incapaces de percibir el dolor. "Estas personas están completamente sanas, de una inteligencia normal, pero no saben lo que es el dolor", señala el genetista clínico C. Geoffrey Woods, que estudió a un grupo de estos pacientes en el norte de Pakistán. Tienen sentido del tacto, del calor, de la vibración y de la posición de su cuerpo en el espacio. Sin embargo, para ellos, una endodoncia no es dolorosa, ni las caídas, ni quemarse o golpearse en la cabeza con un bate de béisbol. Una mujer con la llamada 'indiferencia congénita al dolor' (CIP, congenital indifference to pain), puede tener un parto sin molestia alguna.
Referencias clave:
* En general, los seres humanos difieren en cuanto a su sensibilidad al dolor. Gran parte de estas variaciones son aparentemente aleatorias. Sin embargo, incide la cuestión del género. Las mujeres tienden a sentir más el dolor que los hombres. La etnia también puede ser un factor que interactúa con el dolor, algunos grupos étnicos son más tolerantes a la incomodidad que otros.
* En los últimos años los investigadores han empezado a desentrañar las raíces genéticas de estas diferencias. Igualmente se señalan los componentes sociales, culturales y psicológicos que desempeñan su papel en la sensibilidad al dolor.
* Evaluar la vulnerabilidad de los pacientes a la angustia, puede ser esencial para juzgar con exactitud la gravedad de su condición. También es fundamental decidir cómo tratar el dolor de las personas. Revelar las causas moleculares de la variación individual en la percepción del dolor está dando ya posibles objetivos para nuevos medicamentos para el dolor.
Los investigadores están descubriendo por qué algunas personas son más sensibles al dolor que otras. Sus esfuerzos podrían conducir a diagnósticos más precisos, mejor prevención del dolor y analgésicos más potentes y con menos contraindicaciones.
- Adaptado del artículo de Scientific American, de 27/08/09, por Ingrid Wickelgren
Firmado: Roberto
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